Veo un buen rato por televisión a Ricardo Fort. Está en un lugar público y la gente lo recibe con autógrafos, besos y aplausos. Es un ídolo.
En un lugar como, pongamos, Miami -sólo un ejemplo que viene de dar un par de vueltas por este mundo- hay dos Fort por metro cuadrado. Nadie les da importancia. Está lleno de personas así, con ganas de pasar la frontera del anonimato como sea. Entre nosotros, pasa lo que contaba arriba. ¿Por qué? No estoy seguro, desde luego, pero me parece que en este tiempo curioso, la Argentina, buena parte de ella, ha encontrado alguien que va como un traje de medida a las ganas de admirar y aprobar. La Argentina, a mi juicio un país que muchas veces parece una solterona siempre en queja y autocompasión, desengañada de un destino de grandeza y ante la evidencia de que no es por obra de los malos, los imperios, cosas de esas, las de siempre, que ocurre lo que ocurre, ha encontrado por fin a alguien. Ha encontrado novio. Fort es el novio de la Argentina.
En un lugar como, pongamos, Miami -sólo un ejemplo que viene de dar un par de vueltas por este mundo- hay dos Fort por metro cuadrado. Nadie les da importancia. Está lleno de personas así, con ganas de pasar la frontera del anonimato como sea. Entre nosotros, pasa lo que contaba arriba. ¿Por qué? No estoy seguro, desde luego, pero me parece que en este tiempo curioso, la Argentina, buena parte de ella, ha encontrado alguien que va como un traje de medida a las ganas de admirar y aprobar. La Argentina, a mi juicio un país que muchas veces parece una solterona siempre en queja y autocompasión, desengañada de un destino de grandeza y ante la evidencia de que no es por obra de los malos, los imperios, cosas de esas, las de siempre, que ocurre lo que ocurre, ha encontrado por fin a alguien. Ha encontrado novio. Fort es el novio de la Argentina.
3 comentarios
Safo Lastar Dees -
Ramón -
Juliana -
Fort no es mi novio.
Pero si me pondría de novia con un Ford
Un Focus, incluso un Escort